domingo, 19 de diciembre de 2010

Historias de los Tarabiskotes y de los Indudiablillos, 4ª parte, por Valentino Wajciechosczaf

¿Por qué es peligroso saludar a un Tarabiskote?


            Es, de lejos, preferible saludar a un Tarabiskote mediante un simple Hola o Buenos días, porque si se le pregunta a un Tarabiskote, ¿Qué tal?, la respuesta puede ser desproporcionada. ¿Por qué? Porque los Tarabiskotes consideran que las palabras tienen un sentido y que no se pueden gastan en vano y, mejor que mejor, cuando uno quiere hablar, que sea para decir algo y no sólo para engañar al viento o, peor aún, hacerle la competencia. Reproduciremos aquí un ejemplo:-         


           -   Hola, ¿qué tal?
     -   Pues mira, no me puedo quejar, y como no me puedo quejar, pues, no me quejo. Obviamente, pongo mucho de mi parte para que las cosas vayan lo mejor posible, y gracias a Dios, pero sobre todo gracias a mí, las cosas no me van mal. Pero cuidado, esto no quiere decir que todo éste bien en el mejor de los mundos posibles, no, esto quiere decir que el afán de mejora viene marcado por los objetivos de cada uno, y aunque la colectividad a la cual participemos nos permita sentirnos unidos a un proyecto común, el rumbo individual tiene como sustento la consciencia y el desarrollo de sus propias facultades que, en segundo lugar, pero sólo en segundo lugar, pondremos a disposición de la comunidad. Así que, con cierta felicidad, aunque nunca con satisfacción absoluta, me atrevo a decir que no me puedo quejar. Pero quizá éste eludiendo parte de tu pregunta que viene a interesarse por mí. Pues, te lo vuelvo a decir, no me puedo quejar, y como no me puedo quejar, no me quejo.

      Pero ya que me das la oportunidad de contestarte, añadiré que las quejas me parecen una manera muy poco adecuada para expresar la realidad de las cosas. ¿Y cuál es la realidad de las cosas? Muy sencillo. La energía desplegada, y el tiempo ocupado a quejarse, no valdrá nunca mucho frente a tan sólo un compás de cualquier partitura musical. Y conozco muchos Indudiablillos que se pasan la vida quejándose sin proponer ninguna alternativa; parece ser que sea su única forma de expresión, y, como se podría decir, se quedan tan anchos. Eso, crecen a lo ancho e invaden el andén donde esperan a un tren que pasó hace ya mucho tiempo, pero como no se dan nunca por vencidos, ¡sí que son tozudos!, ahí están, esperando y esperando. Son más que patéticos, son…, son… la espera de su propia espera. Total, ¡un coñazo! Así que entre el quejumbroso y el hacedor.., ya sabes. Perdona, creo que no te he contestado del todo. Me preguntabas cómo estoy, pues, no estoy mal del todo, y creo habértelo dicho, como no me puedo quejar, no me quejo. En cuanto a mi estado actual, diría que, si no fuera por unos Indudiablillos que se empeñan en hacernos la vida imposible, la cosa no van mal, claro, siempre cuando consideramos que poner de su parte es un elemento clave en…

            Lo dicho, es, de lejos, preferible saludar a un Tarabiskote mediante un simple Hola o Buenos días, porque si se le pregunta a un Tarabiskote, ¿Qué tal?, la respuesta puede ser desproporcionada.


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